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Testimonio


Fátima Samantha Mateos Magallón
Facultad de Derecho
IES: Universidad Carlos III de Madrid, España
Periodo movilidad: Otoño 2019


Estoy llena de gratitud y emoción al reflexionar sobre la increíble experiencia que viví al irme de intercambio académico, y muy honrada por la oportunidad de dedicar unas palabras especiales para compartir con ustedes todo lo que viví, disfruté, conocí, sufrí, amé, aprendí y crecí durante el capítulo más hermoso de mi vida hasta ahora, el otoño de 2019.

Mi nombre es Fátima Samantha Mateos Magallón, tengo 25 años y estoy titulada de la licenciatura en Derecho por la Facultad de Derecho de la UNAM. A mediados de 2019, a la edad de 21 años, tuve la oportunidad de ser becaria de los programas de movilidad internacional ofertados por la DGECI para estudiar un semestre en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) en España.





Desde que era apenas una niña, influenciada por las historias y aventuras de mis primas mayores Eli y Sara, crecí con el ferviente sueño de estudiar fuera de mi país. Sí, Eli y Sara, además de siempre ser un modelo a seguir, me enseñaron la importancia de perseguir mis metas con pasión y dedicación.

Este sueño, que parecía tan lejano en mi infancia, se materializó en 2019, en una experiencia que supera con creces todas mis expectativas, confirmándome que los sueños, por más grandes que sean, pueden hacerse realidad con determinación y esfuerzo.





Desde el momento en que recibí la noticia de que había sido seleccionada como becaria, mi corazón latió con una mezcla de emoción y gratitud. Después de haber hecho todo el trámite correspondiente, la oportunidad de viajar por primera vez al extranjero, conocer personas increíbles y ampliar mis horizontes académicos era un regalo que no podía creer que me estuviera siendo ofrecido, representar a México y a mi amada UNAM en la Universidad Carlos III de Madrid como becaria de movilidad estudiantil internacional, ha sido más que un simple logro académico. Ha sido un viaje de autodescubrimiento, crecimiento personal, un encuentro apasionante con la diversidad cultural y la apertura a un mundo que está lleno de posibilidades.

Hoy, casi 5 años después, al plasmar estas palabras en papel, mi corazón todavía rebosa de emoción, orgullo y agradecimiento. Aquél 19 de agosto de 2019 empaqué en la maleta un sinfín de sentimientos: el nerviosismo, el miedo, la aventura, la alegría, la tristeza, la soledad, la sorpresa, la felicidad..., me despedí de mi familia y de mis amistades y partí para España, a fin de sumergirme en la mejor experiencia que he tenido. Ese mismo día entendí que los aeropuertos están siempre llenos de ilusiones y de emociones: de despedidas, de encuentros… de sueños.





Cada página de este capítulo en mi vida está impregnada de personas y momentos inolvidables, desafíos superados y lecciones aprendidas. La distancia física entre mi hogar, mi familia y amistades durante aquel semestre, fortaleció mi conexión con mis raíces, lo que convirtió cada experiencia en una oportunidad para compartir y celebrar la riqueza de mi cultura mexicana.

Haber representado a México y a la UNAM en España ha sido un honor y una responsabilidad que realicé con humildad y orgullo. Cada logro alcanzado y obstáculo superado fueron una oportunidad para crecer y superarme a mí misma. La adaptabilidad se convirtió en mi mejor aliada, y la resiliencia en mi compañera de ruta.





Durante mi movilidad internacional, tuve la oportunidad de conocer otros países de Europa y África dentro de los que destaco Italia, Portugal, Reino Unido, Francia, Bélgica, y Marruecos, por lo que no solo adquirí conocimientos académicos valiosos, sino que también aprendí lecciones que van más allá de los libros y las aulas, por ejemplo, que todas las personas somos ciudadanas de un mundo interconectado, unidas por el deseo de conocer, crecer y compartir. La diversidad de pensamiento y la riqueza cultural que experimenté me han enriquecido de maneras que nunca imaginé.

Quiero expresar mi profundo agradecimiento a todas aquellas personas que hicieron posible este sueño. A mis profesoras y profesores, cuyo apoyo y guía han sido fundamentales durante toda mi formación académica. A mi familia, por su inquebrantable sacrificio, respaldo y amor y por ser la luz que siempre ilumina mi camino. A las amistades que fueron mis cómplices en esta aventura y a aquellas amistades pude forjar durante el intercambio, quienes, hoy en día, comparten conmigo risas, lágrimas y momentos inolvidables; especialmente a Sonia Sagrange, de Francia; mi roomie y amiga; a Paula Rojas, de Chile, mi compañera de viajes y amiga; a Bruno Marcelo y Fernando, los chilenos, compañeros de viaje y amigos, a Ayoub y a Alene Ovono, mis compañeros de clase y amigos.

Gracias, México, por ser mi cimiento. Por ser un país tan bonito, tan natural, y tan vasto culturalmente, ¡estoy tan llena de orgullo de haber nacido mexicana!





Gracias, amada UNAM, gracias infinitas y gracias siempre por darme, desde el bachillerato, valores, educación de calidad, amistades profundas y miles de oportunidades para expandir mis horizontes académicos y culturales. Por brindarme las herramientas suficientes para hacer realidad mis sueños, porque fue a través de ti que se abrió ante mí la oportunidad de explorar el mundo, vivir y ser feliz.

Gracias DGECI, por gestionar la internacionalización de la comunidad universitaria. Y por privilegiarme con una beca. Este programa de movilidad estudiantil no solo ha ampliado mis conocimientos, sino que ha dejado una huella imborrable en mi corazón y me ha proporcionado la determinación de contribuir al crecimiento de mi país. Hoy no me considero solamente una estudiante, sino que me concibo como una ciudadana del mundo, con una perspectiva más amplia y la certeza de que las fronteras no definen nuestras conexiones, sino que son solo límites geográficos.





Gracias, España, por acogerme con los brazos abiertos y haber sido parte del escenario de mi crecimiento personal, por dejarme recuerdos increíbles de lugares y personas maravillosas. Tengo muchas ganas de volver.

Este capítulo de mi vida es solo el comienzo de una historia que seguiré escribiendo con la pluma de la gratitud, la determinación y el amor por el aprendizaje constante. Este testimonio es mi manera de expresar agradecimientos profundos y eternos, así como de compartir la historia de cómo un sueño de la infancia se convirtió en una realidad transformadora y la constancia de que, el camino para llegar hasta aquí valió cada esfuerzo realizado.





¡Me siento profundamente feliz de haber vivido esta experiencia! Me atrevo a afirmar que hoy soy quien soy, en gran medida por esta oportunidad, y me motiva mucho que nuevas generaciones de universitarias y universitarios tengan la valentía de concursar en los procesos de selección, porque genuinamente es satisfactorio y fructífero vivir una experiencia de internacionalización a través de la UNAM. El mejor consejo que puedo dar es: ¡Atrévanse! ¡Inténtelo! Serán muy felices.